Carácter propio
Nuestro Centro quiere ser una alternativa educativa inspirada en una concepción cristiana del hombre, de la vida y del mundo, participando así en la misión evangelizadora de la Iglesia.
Ofrece un modelo de educación integral y armónica que favorece la formación de hombres y mujeres responsables, creadores de esperanza y comprometidos en la construcción de una sociedad más justa, coherente, libre y solidaria hacia los más necesitados.
Está abierto a todos, educando en una efectiva igualdad hombre-mujer, sin diferencia de razas, creencias ni clases sociales.
Suscita un talante crítico, dialogante y responsable en el alumno/a respecto a:
- La defensa de la vida y del medio ambiente.
- La pluralidad cultural y lingüística de los pueblos.
- La economía de mercado y la sociedad de consumo.
- La tecnología y la ciencia.
- Los medios de comunidad social.
- La manipulación ideológica.
- Para que asuma personal y colectivamente compromisos solidarios, desde una opción por la justicia, la paz, la verdad, la libertad, la fraternidad.
El proyecto de persona que deseamos formar:
- Que acepte el reto de ser persona.
- De profundas convicciones.
- Equilibrada, afectiva y psíquicamente.
- Capaz de tomar en serio una responsabilidad.
- Sensible y abierta a las personas y sus necesidades.
- Respeta y valora la persona y su entorno.
- Abierta a la trascendencia.
Nuestro Padre Francisco Coll, en su celo, apostólico intuyó el valor y la trascendencia de la educación para la formación de la persona y como medio privilegiado de evangelización.
Nuestra escuela de Dominicas de la Anunciata es lugar de evangelización, y de acción pastoral, por la naturaleza misma de su misión directamente dirigida a formar la personalidad cristiana.
Según el carisma recibido nuestra opción preferencial se orienta hacia los más necesitados.
En la acción educativa daremos prioridad a algunas características de nuestro estilo dominicano:
- Profundidad en la búsqueda de la Verdad y adhesión a ella, a través del estudio y la oración.
- Síntesis progresiva entre fe, cultura y vida.
- Respeto a la dignidad de la persona.
- Sencillez, apertura, misericordia y cercanía a todos, en especial a los más necesitados.
- Vivencia de la fraternidad en un ambiente de diálogo, participación y corresponsabilidad.
- Amor filial a María, Madre de Jesús.